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Un compuesto procedente de la planta del cannabis, el ‘cannabidiol’, que carece de propiedades adictivas, podría resultar útil para el tratamiento de la adicción al alcohol y a la marihuana. Así lo ha demostrado el grupo de Neuropsicofarmacología Traslacional del Instituto Neurociencias de Alicante, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y el CSIC adherido a la Red Nacional de Trastornos Adictivos, del Ministerio de Sanidad, y que es uno de los pocos en el mundo centrado en los efectos del ‘cannabidiol’ en el tratamiento de las drogodependencias, según ha informado Efe.

El director de este grupo, el catedrático de Farmacología y decano de la Facultad de Farmacia de la UMH, Jorge Manzanares, ha explicado a Efe que su equipo ha trabajado en los últimos 4 años sobre este principio del cannabis que fue aislado en la década de 1960 y del que «aún no se sabe demasiado», pese a que existe un «creciente interés por su potencialidad terapéutica y no adictiva».

Como consecuencia de estas investigaciones, el grupo ha publicado este año varios artículos de gran interés en el campo de las adicciones. Junto a Manzanares, forman parte del equipo Adrián Viudez Martínez, María Salud García Gutiérrez y Francisco Navarrete, mientras que también han participado Ani Gasparyan y Auxiliadora Aracil Fernández, todos del Neurociencias y la UMH, así como Ana Isabel Fraguas Sánchez y Ana Isabel Torrez Suárez, de la Universidad Complutense de Madrid, en el diseño de una forma farmacéutica de liberación lenta.

En un contexto en el que se conoce que el consumo de cannabis modifica la funcionalidad del cerebro y aumenta la vulnerabilidad para el consumo de otras sustancias adictivas, como el alcohol, la cocaína y los opiáceos, el ‘cannabidiol’ es uno del centenar de compuestos de la planta que, según Manzanares, «merecería la pena estudiar sus resultados en humanos».

Los ensayos en animales realizados los últimos 4 años indican que el ‘cannabidiol’ reduce la adicción al alcohol y disminuye al 50 por ciento el riesgo de recaídas en los animales en los que se interrumpe el consumo, unos resultados se han publicado en revista científica ‘Addiction Biology’.

Una particularidad del ‘cannabidiol’ es que no se absorbe bien por vía oral ante lo cual los investigadores han empleado una nueva formulación subcutánea de liberación lenta que tiene una duración de algo más de dos semanas.

Si se pudiera emplear en la fase clínica, este método facilita el cumplimiento terapéutico en pacientes con habituales problemas de adherencia al tratamiento.

El grupo de Manzanares también ha publicado en el ‘British Journal of Pharmacology’ que la combinación de dosis bajas de cannabidiol con el medicamento más usado contra el alcoholismo, la ‘naltrexona’, resulta más efectiva a la hora de reducir el consumo que cada uno de ellos por separado, un hecho que implica la posibilidad de mejorar los tratamientos actuales añadiendo cannabidiol.

En otro estudio sobre el mismo componente, publicado en ‘British Journal of Pharmacology’, Manzanares ha destacado el hecho de que este principio activo de la propia planta reduce en modelos animales los signos de abstinencia, la ansiedad y los cambios que se producen el cerebro como consecuencia de la abstinencia a cannabis.
Por tanto, ha indicado que «podría resultar eficaz para tratar a personas de los efectos adictivos por el consumo de cannabis» y ha añadido que esto demuestra que, frente a los que apuestan por extractos para tratar las adicciones, como tiende a generalizarse en algunos puntos de Iberoamérica, «el tratamiento más adecuado es el uso de los compuestos por separado», con acciones más concretas y específicas.

A partir de lo descubierto con este compuesto, se abre un amplio abanico de posibilidades que puedan estimular la investigación clínica sobre el efecto de los principios activos de esta planta y de sus posibles derivados sintéticos.

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